¿Humano o robot? Depende
Si despiden a alguien, queremos que su reemplazo sea humano. Pero si el tema es con nosotros, preferimos que sea una máquina quien tome nuestro lugar. ¿Por qué?
El futuro del trabajo son los equipos híbridos humano-sintéticos; conviene entonces empezar a explorar cómo va a ser nuestra relación con las nuevas compañeras de oficina (las máquinas).
Un estudio de 2019 va directo al grano y enfrenta el tema más candente: el reemplazo.
¿Cómo nos sentimos frente a la perspectiva de que un trabajador (humano) sea reemplazado por una máquina? La respuesta es sorpresiva: depende.
Si la decisión se refiere a un hipotético tercero, las personas tienden a preferir que se contrate a una persona en su lugar. Ojo por ojo, diente por diente, humano por humano.
¿Pero qué pasa si la situación no es hipotética y lejana sino íntima y personal? En otras palabras: ¿cuál es la preferencia de los participantes del estudio si quien pierde el trabajo son ellos mismos?
Este cambio de perspectiva altera las preferencias: si el reemplazado soy yo, prefiero que me cambien por una máquina.
Intuyo que en este fenómeno se esconde algo muy profundo: pero me cuesta entenderlo.
Entiendo la preferencia por el reemplazo humano/humano: solidaridad de especie. Si alguien sufre la pérdida del trabajo, quien se hace con esa misma posición compensa y restablece el equilibrio.
¿Por qué no aplicamos la misma lógica cuando los reemplazados somos nosotros?
Una posible explicación: nos sentimos más amenazados (“Self threat”) por otra persona que por la tecnología.
El otro ser humano está en nuestra misma liga y por esto nos sentimos disminuidos si lo prefieren a nosotros. La máquina en cambio es menos amenazante porque juega en otra categoría: su victoria no nos disminuye, es simplemente ineluctable.
Aceptamos más fácilmente ser superados por un robot que por otro ser humano.
Incluso si entendemos que a largo plazo esto nos perjudica más: los “future economic concerns” los vemos, pero el “self threat” pesa más.
¿Y si -cómo dice la célebre frase- quien te reemplaza no es la IA sino alguien que aprendió a usarla? Otra sorpresa: quienes se destacan por su uso de la tecnología son asimilados a las máquinas.
En otras palabras: aceptamos que nuestro puesto se lo quede alguien que usa la tecnología mejor que nosotros porque esto nos permite “culpar” la herramienta (la IA) y no nuestras falencias en la posición.
“No es mejor trabajadora, simplemente usa una mejor herramienta: ¡qué se le va a hacer!”
Este “efecto de resignación” emerge no sólo de los estudios teóricos sino también de una validación con personas que habían perdido su trabajo en los últimos dos años.
Adopción de la IA: ¿cuáles serán los efectos?
El estudio que nos ha puesto a pensar es de 2019 - tres años antes de ChatGPT. Cabe preguntarse si nuestras reacciones serán las mismas frente a una tecnología tan… cognitiva, tan humana cómo la IA Generativa.
En el proceso de crear equipos híbridos humano-sintéticos, cada empresa enfrentará sustituciones cruzadas con sus correspondientes reacciones: poderlas anticipar es clave para garantizar la armonía.
¿Qué pasa si la IA no me quita el trabajo sino sólo le resta algunas tareas?
¿Hay diferencia si esas tareas son las más tediosas o las más interesantes?
¿Habrá una “lucha por la formación” cuando se perciba toda la diferencia que hará?
¿O la inercia alimentará una resistencia generalizada a los NPCs?
No son preguntas menores.
Centenares de empresas ya están encontrando las respuestas en sus procesos de adopción: cada caso es único y el entorno cambia muy rápido, así que es muy pronto para generalizar.
Lo único seguro es que el camino hacia equipos híbridos humano-sintéticos va a ser lleno de aprendizajes y eventos inesperados.
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