Claridad ante todo
Si quieres que tu equipo adopte la Inteligencia Artificial, primero debes declarar tus intenciones.
Cara líder, caro líder: adoptar la IA es difícil para tu equipo - está en tus manos facilitarles la tarea.
Por el afán de entrenar, seleccionar herramientas, identificar casos de uso o demostrar ROI no te saltes el primer paso: diles -claramente- que esperas que la adopten.
Elige palabras contundentes: “Este equipo va a usar Gemini; mi expectativa es que todos la incorporen en su día a día a partir del mes que viene”, por ejemplo.
Evita en cambio expresiones equívocas: “Quiero que vayan conociendo las herramientas X o Y y que las empiecen a usar” no funciona - demasiado vago.
Esta claridad es fundamental por tres razones:
Tus empleados te la están pidiendo;
Es buena práctica de liderazgo y
Si la omites, la adopción no se va a dar.
Este tercer punto es tan importante que amerita una paráfrasis: uno de los mayores obstáculos a la adopción de IA en el trabajo es la falta de decisión de los líderes.
Esta ley general (cuanto más claro, más eficaz) cumple un rol fundamental en el caso de la IA Generativa, ya que quienes usan esta tecnología sufren de un estigma.
“Si usas IA eres perezoso y reemplazable”
El uso de la IA en el trabajo puede generar una “penalización social”: el usuario va a ser visto cómo perezoso, poco autónomo, poco competente y además fácilmente reemplazable.
Un verdadero desastre. Con razón tanta gente oculta sus frecuentaciones con ChatGPT…
Un reciente estudio (que me pareció sólido) confirma que este fenómeno existe y subrayó la paradoja que viven millones de trabajadores: la IA los hace más productivos y al mismo tiempo reduce su valor percibido.
Pero ojo: no en todas las empresas esta penalización es igual - su intensidad depende (cómo muchas cosas en la vida corporativa) de tu jefa.
Al jefe que no usa la IA, no le gusta que tú la uses.
De ahí que un proyecto de adopción para tener éxito deba empezar por la claridad (“todos deben usar IA”; “lo correcto es usar la IA”) y seguir con la difusión del hábito en todos los niveles -directivos incluídos- para así lograr aumentos difusos de productividad y reducir al mínimo el juicio social negativo.
La empresa debe declarar que “se la juega por la IA”, para que el estigma recaiga en quien no la usa.
Este primer paso va a facilitar la adopción y -en últimas- contribuirá a retener al talento más inclinado a la innovación - que en otro escenario saldría a buscar entornos más alineados a sus ganas de exploración.
Cómo lo decía hace 6 meses: “Tu empleado te puede esperar un rato; pero si en un par de años ve que no estás adoptando Inteligencia Artificial va a buscarse otro empleador que le permita adquirir las habilidades del futuro (su futuro)”.
De esos dos años ya pasaron seis meses, así que si eres líder, empieza a combatir la “penalización social” hacia el uso de la IA.
Y si eres tú esa persona que se ve obligada a esconder sus (buenas) prácticas, recuerda que hay entornos donde podrás practicar tu “magia” en plena luz del día.
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