Juégatela
La base está en “saber”. “Hacer” es el primer paso. Pero solo “jugársela” hace la diferencia.
Frente a una tecnología emergente podemos:
ignorarla y quedarnos con la sola noción que ella existe;
explorar en lo teórico, leyendo y escuchando podcast;
experimentar con ella, usándola en concreto en ámbitos limitados;
incluirla, dándole un rol bien definido en procesos relevantes; o finalmente
apostarle, haciéndola protagonista de nuestra vida o empresa.
Quienes llegan a esta etapa final son los que “se la están jugando”: invierten fuerte, corren riesgos, se atreven a arrancar de primeros - han visto el futuro y quieren llegar antes que los demás.
Son los innovadores, los que vamos a admirar por años, los visionarios.
Para estar en ese club está claro que no es suficiente saber: el conocimiento es un commodity.
Tampoco basta con hacer: es el primer paso -claramente- pero quedarse ahí te expone a sucumbir a la inercia del día a día.
Es necesario jugársela: apostarlo todo.
Vale para las personas y para las empresas. Las que lo saben hacer sobreviven, las otras desaparecen.
¿Jugársela o no jugársela?
Nokia no se la jugó cuando pudo.
Mucho antes del iPhone, Nokia sabía que el futuro de la telefonía móvil eran las aplicaciones y no la voz.
Soy testigo en primera persona: hace 25 años yo era responsable en el Sur de Europa de conseguir apps y contenidos para los finlandeses.
No teníamos en mente un “app store” todavía (Apple tampoco: el primer iPhone lanzó solo con aplicaciones propias), pero mi división - Mobile Internet Applications - buscaba qué agregarle a la experiencia de usuario más allá de las llamadas aprovechando las potencialidades del 2 y 2.5 G: mapas, música, juegos, productividad…
En la época uno de cada dos teléfonos celulares vendidos en el mundo eran de nuestra marca: no eran todos smartphones, pero igual representaban una revolución.
Mientras se escribían libros sobre el management style de la empresa, nuestros ingenieros exploraban sistemas operativos con íconos y touchscreens. Sabíamos y hacíamos - pero no nos la jugamos con toda.
Seguimos invirtiendo en teclados y botones, tal vez distraídos por el éxito global de Blackberry, mientras Steve Jobs le apostaba todo a las pantallas táctiles y fue quien aprovechó el trabajo previo de los finlandeses (y mío).
Kodak sigue demostrando que “saber” y “hacer” no son suficientes
Kodak -el gigante de la fotografía analógica- fue por décadas una de las marcas más poderosas del planeta, asociada a memorias familiares y alta tecnología.
Si no actuó frente a la oportunidad de la fotografía digital no fue porque no sabía: fue porque no se la jugó.
En 1977 (el año de Star Wars y Saturday Night Fever) Kodak patentó la “electronic still camera” - fueron los primeros en saber.
No se quedaron ahí: montados en la ley de Moore, desarrollaron una cámara digital completa en 1989 (Indiana Jones y la última cruzada, Back To the Future II) - cumplieron con el “hacer”.
Les faltó jugársela: el negocio que tenían montado era demasiado jugoso para apostar en su contra.
Hoy la marca Kodak sobrevive sólo como principal ejemplo del Innovator’s dilemma (concepto lanzado en 1997 - el año de Titanic).
Google todavía puede salvarse
Google casi hace una “kodakeada” con la IA Generativa: ellos se la inventaron y OpenAI se la “robó” debajo de la nariz.
ChatGPT se convirtió en el primer household name del sector: pocos saben que se basa en una idea de Google - y a nadie le importa.
Google tenía la tecnología (“saber”) y la aplicaba a varios de sus negocios menores cómo mapas o traducciones (“hacer”), pero le faltaron las ganas de “jugársela” - tal vez porque intuían que podía generar problemas a su vaca lechera, la búsqueda.
Como consecuencia se han pasado los últimos dos años tratando de recuperar terreno frente a Sam Altman y Microsoft.
La historia dirá si lograrán recuperar el tiempo perdido: yo creo que sí. Van tarde, pero ahora sí se la están jugando.
"Creo que 2025 será crítico", dijo su CEO Sundar Pichai "Creo que es realmente importante que internalicemos la urgencia de este momento y que necesitamos movernos más rápido como empresa. En 2025, necesitamos estar implacablemente enfocados en desbloquear los beneficios de esta tecnología".
Netflix sí lo supo hacer
Cuando era “solo” un servicio de envío de DVDs por correo (físico), Netflix ya sabía que el futuro era digital; apenas vio que la tecnología estaba en el nivel necesario se la jugó y le apostó al streaming.
Apenas el nuevo servicio empezó a funcionar se enfrentaron con un nuevo desafío: su modelo de negocio dependía de los dueños del IP, la Propiedad Intelectual - los programas.
Los números ya eran interesantes y era evidente que le iban a quitar sus “joyas de la corona” para lanzar servicios competidores.
Nuevamente se la jugó e invirtió pesadamente en la producción de contenido original: hoy parece lo obvio, pero en 2012 poner 100 millones de dólares en House of Cards u Orange Is The New Black le pareció una locura a muchos.
Por esto Netflix está donde está: frente a su visión estratégica no solo “hizo algo” sino que lo hizo con todo - se la jugó.
(Estoy seguro que hoy es consciente de ser el último capítulo de la televisión y no el primer capítulo de una nueva historia: estoy a la expectativa de ver en qué nueva dirección va a jugársela toda).
Meta también se la jugó ya tres veces
La primera fue cuando forzó la migración de Facebook de PCs a móviles, en el 2012: fue duro completarla en poco tiempo, pero le permitió seguir siendo relevante en la era de los smartphones.
Resuelta la migración, estaba claro que había un problema tal vez más grande: el duopolio de la distribución móvil tenía a su negocio publicitario en jaque. El iOS de Apple y el Android de Google pueden en un plumazo impedirle el acceso a sus audiencias.
¿Cuál iba a ser la nueva plataforma para el consumo de contenidos después del móvil? Algunos intuían que podría ser la realidad virtual o aumentada y Meta se la jugó, con la adquisición de Oculus en 2014 (ocho años antes de la “improvisa” apuesta por el metaverso).
Hoy dominan la realidad virtual y verificaron que sigue siendo un nicho. En paralelo descubrieron las Meta Ray-Ban, se montaron a La Era del Contenido Infinito y entendieron que para ambos la Inteligencia Artificial es fundamental.
Viendo que las gafas te hablan gracias a un LLM y la IA pronto va a ser la autora de la mayoría de tu feed, por tercera vez se la jugaron: hoy son uno de los mayores compradores de GPUs de Nvidia y cabeza visible del movimiento de código abierto.
Esto vale para ti también
Hasta aquí las grandes empresas y los casos globales. Ahora aterricemos a nuestra realidad: aquí nadie es CEO de una Big Tech.
Lo curioso es que -seas quien seas- el mensaje es el mismo: no es suficiente entender que la Inteligencia Artificial va a ser cosa grande o actuar tibiamente - tienes que jugártela.
Tu premio no será la dominación global o una capitalización bursátil medida en billones de dólares, pero igual va a ser clave para tu futuro y el de tu empresa.
Si eres emprendedor o director general, puedes lograr eficiencia o mayor innovación en tu organización.
Si diriges el área de talento, el premio puede ser atraer a los mejores o acoger bajo tu área al talento sintético (evitando así el escenario prospectado por Jensen Huang).
Si tu responsabilidad es la Tecnología de la Información, tu premio puede ser la tranquilidad de estar apuntando en la dirección correcta.
Si eres un trabajador del conocimiento o un emprendedor con su pequeña empresa, tu premio puede ser moverte más rápido que la competencia y lograr un liderazgo sostenido por los próximos 10 años.
Nadie sabe qué tan rápido se van a dar los cambios. Si los últimos dos años sirven de muestra, vamos a híper-velocidad.
Es difícil cambiar de hábitos - especialmente si cierta manera de hacer las cosas te ha funcionado por años.
No hay afán: lo importante es que empieces a hacer - y que en algún momento te la juegues.
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