Vision Pro: el regreso del metaverso.
Lo habían dado por muerto, y ahora está de regreso - pero con un nuevo nombre: spatial computing.
A partir del 2 de febrero estarán a la venta los nuevos Vision Pro de Apple por 3,499 dólares + impuestos (en Estados Unidos, único país en el listado de comercialización).
Es mucha plata, sí: lo que vale un carro usado o 15 días en Europa. Pero este es el mundo de los celulares a 1,000 euros (o mucho más, si hablamos de los Flip y Fold de Samsung), así que es fácil prever un sold out.
Pocos lectores de este newsletter necesitan de este párrafo que sigue (pero por si las moscas ahí va): los Vision Pro son la apuesta de Apple por una nueva categoría de producto. Un visor de realidad extendida (aumentada, virtual y mixta) presentado a desarrolladores hace 7 meses y ahora finalmente a un paso de las tiendas.
Para Apple es una apuesta relativamente pequeña: si logra vender todas las gafas que al parecer va a fabricar (se habla de 500,000) generaría alrededor de mil quinientos millones de dólares - el 0,5% de su facturación o el 1% de las ventas anuales de iPhones.
Moneditas.
Con las ventas de Macs en caída libre (-27% en 2023), una nueva plataforma de computación le vendría bien a Tim Cook. Si no la encuentra, cada conversación sobre el fin de los smartphones se interpretaría cómo una previsión del fin de Apple - tanta es su dependencia del iPhone.
La movida de Apple también debe verse como una respuesta a la estrategia de Meta. Zuckerberg necesita salir de otra dependencia total (de la publicidad en redes sociales, en su caso) y sueña con un hardware propio que lo libere de las horcas caudinas del duopolio.
Meta va en tres generaciones de sus Quest y se ha mostrado capaz de implementar su estrategia (el precio correcto, las features seguirán); ahora Apple debe mostrar que puede ir por el camino inverso (las features correctas, el precio llegará).
En otras palabras: el único ganador de este lanzamiento hasta ahora es Meta, cuya apuesta se ve validada por la marca más premium del hardware tecnológico. Apple quiere ganar en sus términos (el mejor, no el primero), pero debe demostrarlo todavía - y su examen empieza el 2 de febrero.
Finalmente veremos las Vision Pro en acción en la vida real.
Finalmente veremos reseñas reales: hasta ahora sólo escuchamos personas autorizadas por Apple con acceso algo limitado al producto.
Surgirán millones de problemas y los medios especializados gritarán al escándalo. Esto es normal: se trata de una primera generación.
Yo quiero ver si las Vision Pro cumplen con las promesas básicas:
Acceso nativo a las aplicaciones del iPad/iPhone;
Buena experiencia de realidad mixta (especialmente para trabajar: para eso es el computing);
Uso cómodo por largos periodos.
Si esto se da, Apple podrá legítimamente afirmar que esa nueva computación sí existe - y ellos son un (el) player.
Para declararlas un éxito (y no un Newton), sin embargo, hará falta la participación de otro stakeholder: los desarrolladores. Ellos son los usuarios más importantes de estas VP1 - y deben producir alguna aplicación bien “wow” para que la tercera generación pueda vender 100 millones de visores.
(Mientras esperamos las gafas, ya llegó el primer comercial: algo nostálgico, ¿no te parece?)
¿Y América Latina?
En lo que se refiere al impacto sobre nuestra región podemos afirmar que va a ser nulo.
Cero.
Nada.
Las veremos en algún aeropuerto o en un Starbucks bien céntrico (y con seguridad privada), nos asombraremos con lo diferentes que se ven en la vida real y seguiremos con nuestras vidas pre-metaversales.
Lo que sí veremos es un impacto indirecto: una validación de las inversiones en realidad extendida y un aumento de credibilidad del ecosistema. Con el espaldarazo de Apple, será más fácil para un gerente de Recursos Humanos justificar la compra de 100 Quest 3 (por ejemplo).
Un efecto positivo para la Realidad Extendida (y para Meta).
Me ha gustado mucho lo de:
"¿Y América Latina?
En lo que se refiere al impacto sobre nuestra región podemos afirmar que va a ser nulo.
Cero.
Nada.
Las veremos en algún aeropuerto o en un Starbucks bien céntrico (y con seguridad privada), nos asombraremos con lo diferentes que se ven en la vida real y seguiremos con nuestras vidas pre-metaversales.
Lo que sí veremos es un impacto indirecto: una validación de las inversiones en realidad extendida y un aumento de credibilidad del ecosistema. Con el espaldarazo de Apple, será más fácil para un gerente de Recursos Humanos justificar la compra de 100 Quest 3 (por ejemplo)."
Es cierto que los gerentes necesitan justificar la compra en relación al prestigio del proveedor: Se ve en la elección de una de las 4 big accounting firms, y en los grandes despachos da abogados (grande no equivale a bueno).
Respecto a América Latina, espero que esa tendencia o realidad que señalas cambie. Es necesario, al menos a largo plazo, invertir también en lo nuevo, aunque sea para equivocarse, que de ello se aprende mucho.