Mentiras en tiempo de IA
Trump se divierte con la generación de imágenes y nos muestra lo poco preparados que estamos al “fin de la verdad”.
La Inteligencia Artificial Generativa (IAG) está al centro del news cycle de las elecciones de Estado Unidos.
Se había demorado.
Los expertos gritaron “al lobo” por meses: va a ser imposible distinguir imágenes reales de lo fabricado por IA, necesitamos leyes y soluciones tecnológicas para evitar el apocalípsis de la desinformación.
Sin embargo, nada relevante pasaba - hasta esta semana.
Finalmente todo el mundo está hablando de la IA y su (mal) uso, ya no en hipótesis sino sobre un hecho concreto.
Un hecho que no es un sofisticado deepfake de frontera, sino un sencillo meme - utilizado por un candidato que es él mismo un meme.
Gracias a la IA, una mentira en campaña es noticia
El 17 de agosto pasado, el ex-presidente (y nuevamente candidato) Donald Trump ha publicado una imagen en su red social Truth Social.
Una mujer en un traje rojo (evidentemente Kamala Harris, la candidata demócrata) entretiene a una gran audiencia de uniformados en medio de banderas rojas con un pendón de la hoz y el martillo de fondo.
Un letrero posiciona la escena en Chicago, sede de la convención del Partido Democrático justo por esos días - apenas un elemento para contextualizar el mensaje.
La imagen es tan burda que no podría engañar a nadie. Su objetivo obviamente no es ese: es alimentar los miedos de quienes ya están convencidos de que Harris es una amenaza comunista.
No es una herramienta para convencer a los indecisos. Ni trata de proponerse como real. Es una mentira sencilla con un mensaje detrás. Un meme.
Que se haya usado inteligencia artificial es una nota al margen: relevante, pero no fundamental. Las campañas políticas ya están llenas de mentiras 100% humanas.
Si algo hay que agradecerle a la IA haber puesto el tema sobre la mesa con argumentos más “frescos”: ¿un político puede mentir?
La respuesta (al menos en Estados Unidos) es : “sí” - la mentira es una forma de expresión y debe ser protegida bajo el First Amendment.
En este sentido, Trump está protegido: si las palabras salieron de su cerebro o de un LLM no hace la diferencia. Él puede mentir, incluso descaradamente. Si los pixeles los dispone una cámara, Canva o Midjourney no importa: todo vale.
Incluso sugerir que la artista más famosa del mundo está contigo.
Taylor wants you to vote for Donald Trump
La otra imagen reposteada por el ex-presidente Trump el otro día es un cartel con una simil-Taylor Swift que invita a votar por él en la famosa pose del Tío Sam.
Todo el mundo recuerda que en 2020 ella se pronunció a favor de Joe Biden: un apoyo a Trump sería una mega noticia.
Sólo que… es otra mentira. El cartel también es IA.
Trump se aprovecha, y en su post declara “aceptar” el apoyo de Swift. Un (e)lector distraído puede simplemente registrarlo cómo un hecho y confirmar su sensación que a todo el mundo le gusta Trump.
Lo peor que puede pasar es que la gente deje de creer en todo lo que ve - real o sintético. Y esto le conviene a quienes deforman la realidad - según lo explica el dividendo del mentiroso.
¿Lo irónico de la situación? Sin duda tiene valor noticioso, pero los medios que la cubren le están dando todavía más importancia, difundiendo las imágenes y los mensajes con el riesgo de contribuir a la desinformación de los distraídos.
Tal vez la Inteligencia Artificial Generativa nos lleve a debates más amplios sobre verdad y mentira: no tendría nada que ver con número de parámetros o redes neuronales, pero sería un verdadero avance.