Las tres “fuerzas en acción” que nos llevan al metaverso
La promesa del metaverso es tan lejana que uno podría sentirse justificado a no tomar decisiones al respecto todavía. “No se sabe bien cómo va a ser, ni cuando va a llegar, así que ¿cuál es el afán? Lo pensaré el año que viene, cuando tenga más información”. Yo creo en cambio que lo que ya se sabe del tema es suficiente para empezar a orientar recursos - y hay tres direcciones claras en que mirar.
3 “fuerzas en acción” hacia el metaverso
Mark Zuckerberg ha dicho que su visión podría tardar hasta 10 años en realizarse. Si él (que le está apostando su cara) le pone esta fecha, pueden incluso ser 10 años más. “Hablemos de metaverso en el presupuesto 2030” habrán pensado muchos: nadie tiene tiempo ni recursos para perseguir visiones de larguísimo plazo - y menos las de otra empresa.
Entiendo quien piensa así, pero creo que está dejando pasar una magnífica oportunidad: la de ser pionero en la próxima encarnación de internet.
En muchas películas de viajes en el tiempo vemos la clásica escena del almanaque: el hombre del futuro le entrega a su "yo más joven" el listado de los ganadores de algún campeonato (o le sugiere comprar bitcoin en el año 2009): un camino seguro a la riqueza, reservado a quien tiene conocimiento de lo que va a pasar.
Llevemos la analogía a nuestra situación. No venimos del futuro y no tenemos datos exactos sobre él - pero podemos imaginarnos el contenido de ese hipotético “Almanaque Metaverso 2022 - 2042” basándonos en lo que sabemos de la historia digital hasta ahora.
Yo por ejemplo me imagino encontrar tres cosas en esas valiosas páginas:
Habrá una evolución importante - ¿o alguien cree que el progreso de las comunicaciones terminará con el iPhone 14 en redes 4G?
Hay algo en la estructura social del planeta (con algunas siempre menos notables excepciones) que nos presiona al crecimiento, al progreso, a los “avances de la ciencia y de la técnica” . Podemos cuestionar este estado de cosas (debemos), pero es difícil negar que existe, sigue en buena forma y ha traído enormes beneficios a millones de personas. En nuestro sector, esta pulsión se manifiesta en u eterno “Citius, Altius, Fortius” (más rápido, más alto, más fuerte): citamos con tranquilidad la Ley de Moore, dándola olímpicamente por sentada. ¿¿¿Acaso no es normal que la velocidad de procesamiento se duplique cada dos años???
La evolución irá en direcciones sorprendentes - O - para usar una expresión de hace unos años - habrá algún “cambio de paradigma”.
Hacia principios de siglo, Nokia pudo pensar que había encontrado el camino al éxito definitivo: vendía 1 de cada 3 celulares en el mundo y ni Motorola, ni Sony Ericsson parecían una amenaza creíble. Tal vez Samsung, o LG, pensaban. Atentos a la competencia directa, no pensaban recibir los dos golpes mortales de Blackberry primero (con el mercado corporativo) y Apple después (lo viví en primera persona, especialmente ese año que en Italia era responsable de vender Nokia One, la solución de correo de Nokia basada en SMS...).
El mismo principio funciona a nivel macro: podemos arriesgar proyecciones a 2 o 3 años, pero el panorama se vuelve borroso a los 5, indefinido a los 10 y francamente oscuro a los 20. No tenemos idea.
La evolución se basará en fuerzas que ya hoy observamos en acción - Veinte años no son muchos: lo más probable es que las fuerzas que nos propulsen a lo nuevo ya estén entre nosotros (al menos la mayoría de ellas).
En la imagen arriba, el insight era correcto: la gente querrá comprar sin salir de casa (especialmente cuando llueve 🙂). Lo que era difícil imaginar en los 50s es que el objetivo se lograría con el internet, no con una mezcla de las tecnologías existentes en la época (TV, teléfono y amas de casa rigurosamente en la cocina y con delantal, comprando juiciosas para sus hombres - algo hemos avanzado, en 70 años).
Las “fuerzas en acción” en ese entonces eran “la pérdida de importancia de lo físico” (que sigue en pleno furor) y “la bidireccionalidad de la comunicación” (que nunca pudo realizarse vía televisión, ni 50 años más tarde - y no por falta de tentativas).
La pregunta entonces es: ¿hoy cuáles son las “fuerzas en acción”? ¿Cuáles tendencias (no modas) podemos identificar que nos permitan orientar nuestra experimentación frente al metaverso?
Hay decenas, pero yo creo que tres son clave: presencia, inmersión y nuevo valor.
No sabemos cómo será nuestra vida digital en 20 años, pero estoy seguro que estas tres dimensiones marcarán la pauta. Lo más importante: están activas HOY, acogidas por consumidores en todas las latitudes.
Quien se quiera acercar y explorar, sabe que al final del camino hay un premio importante - algo que hace la diferencia entre el éxito y el fracaso y que vale cada peso que le invirtamos: el aprendizaje.
En próximas salidas de @almetaverso me dedicaré a definir esas fuerzas, a mostrar sus manifestaciones presentes y a argumentar porqué creo que son las apuestas correctas para estar preparados al metaverso.