La startup más valiosa del mundo no es OpenAI, no obstante su próxima ronda de financiación la evalúe en 150 mil millones de dólares.
Tampoco es SSI (Secure Super Intelligence), la criatura de Ilya Sutskever que con solo declarar sus intenciones ya ha recibido mil millones de billetes verdes (la ronda semilla más grande de la historia).
Ni es ninguno de los otros unicornios de la Inteligencia Artificial Generativa a la espera de ser aqui-hired por una Big Tech.
La startup más valiosa del mundo -en mi opinión- es Meta.
Pero…
¿Cómo puede ser una startup si tiene dos décadas de fundada?
¿Si ya cotiza en bolsa hace más de 10 años?
¿Si tiene más ingresos que Coca-Cola (el triple, para ser exactos)?
OK, OK. Todo esto es cierto. Pero considera que:
Todavía tiene un founder a la cabeza, al contrario de Apple, Amazon, Google o Microsoft;
Se enamora del problema (el metaverso), por más lejana que parezca la solución;
Invierte en su visión de futuro - con la diferencia que no debe levantar capital gracias a la “caja infinita” de su negocio publicitario.
Por esto -torciéndole un poco el brazo al diccionario- la considero una startup.
Una startup que se puede permitir trabajar por más de 10 años en una tecnología que probablemente todavía esté a 10 años de cumplir con su misión revolucionaria: la Realidad Aumentada.
Orion: un prototipo, dos mensajes
El día 25 de septiembre de 2024, durante su tradicional Meta Connect, la empresa presentó Orion, un prototipo de gafas de Realidad Aumentada.
Se trata de un conjunto de tres piezas: las gafas propiamente dichas, una pulsera para controlarlas, y un aparato externo que concentra la capacidad de cálculo.
El truco gustó. Al finalizar la presentación, dos mensajes quedaron muy claros.
Uno es a Wall Street y a los desarrolladores: sabemos lo que estamos haciendo y seguimos adelante.
Después de prometerle al mundo entero la llegada del metaverso, Meta debe demostrar que no era “verso” (“mentira” en Argentina 🙂) y entregar algún producto que sustente su visión más allá de las Quest.
Esto fue exactamente lo que hizo con este prototipo.
Por primera vez se intuye la posibilidad de que unas gafas “normales” puedan aumentar la realidad con suficiente calidad.
Fuerte del éxito de las Meta Ray-Ban, Zuckerberg mostró en el escenario unos anteojos que:
- pesan sólo 100 gramos;
- se controlan con el pensamiento (sort of);
- hacen buena realidad mixta y
- no se ven ridículos.
Este logro - hasta ayer considerado imposible, manda el otro mensaje, esta vez dirigido a Apple - un dedo medio levantado.
Las Orion prometen lo mismo que las Vision Pro pero en un form factor mucho más deseable.
Se vislumbra finalmente el endgame, el objetivo final: reemplazar al iPhone como plataforma omnipresente de computación personal.
A eso apunta Meta: a ser la empresa que controla el próximo punto de acceso al mundo digital, hoy dominado por el duopolio Apple/Google.
En esta búsqueda Zuckerberg puede contar con un aliado poderoso: la Inteligencia Artificial (oh, sorpresa).
Con Llama y toneladas de GPUs hacia el futuro
El metaverso no es la única gran apuesta de Meta: la otra es la IA - y es interesante ver cómo trabajan de la mano.
La IA apoya a la RA (Realidad Aumentada) de una manera fundamental: es el corazón de una de sus interfaces.
Me explico. Las Orion aceptan tres tipos de input:
La mirada, ya que son capaces de reconocer dónde te estás enfocando: tus ojos son tu mouse, en práctica;
Los gestos, gracias a la pulsera que “lee” los comandos del sistema nervioso (y perdonen la falta de precisión, pero no es el punto central); y
La voz, ya que las gafas (1) nos escuchan, (2) nos entienden y (3) nos hablan de vuelta.
Estas tres últimas acciones son cortesía de Meta AI: el cerebro es un LLM en la nube. Ahí está el apoyo.
En el sentido contrario, la RA apoya a la IA potenciando su aparato ideal: las gafas. El celular vive en el bolso o en el bolsillo, mientras los anteojos están siempre a pocos centímetros de la boca y de los oídos - ideales para conversar…
Ah: ¿mencioné que están justo al frente de los ojos? No es un detalle menor.
El tema es que para usar esta cercanía privilegiada al sentido de la vista hace falta una tecnología de proyección que no comprometa la transparencia - ahí está el apoyo: la Realidad Aumentada devolviendo el favor.
Hablando de IA, no nos podemos olvidar que Meta es el más grande cliente de NVIDIA (junto a Microsoft), y que en 2024 estará comprando camionadas de sus GPUs.
Y que además es el abanderado del código abierto: para usar una de sus IAs de la familia Llama solo tienes que bajarla e instalarla donde más te plazca.
Cómo estrategia no te ganará las portadas de Fortune o innumerables posts en LinkedIn, pero te abre camino con los desarrolladores y -clave- con las empresas, poco deseosas de atarse manos y pies a OpenAI o a cualquier otro sistema cerrado.
Qué buen momento para Zuckerberg: está que no se cambia por nadie.
La película ya tiene otro villano (Altman, de OpenAI) y él es un buen candidato a héroe protagonista.
Su cambio de look lo ha humanizado; alejarse de la política le ha traído tranquilidad y sus nuevas camisetas en griego y latín lo promueven a fashion trendsetter después de años de blue jeans y t-shirts grises.
De “move fast and break things” llegó a “move mountains and build things” - a la cabeza de la startup más valiosa del planeta.
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